Fratelli e sorelle carissimi: los misterios no son eternos. Se resuelven. Especialmente los que no eran tales. Las leyes nacionalistas de desconexión, que se han hecho públicas tras la burda manipulación que el soberanismo hizo de las muertes de las Ramblas –ya saben: unos muertos eran catalanes y otros, no–, empiezan a concretar, negro sobre blanco, aunque aún sin firma nominativa, que no hay que poner en peligro el patrimonio (personal) por un delirio, cuánto de honda poesía identitaria y cuánto de materialismo sectario tendría la hipotética pero inminentísima República catalana, cuyos progenitores son tan considerados que, en principio, dejarán compartir la nacionalidad española con la pertenencia condicionada al pueblo elegido.
Los Aguafuertes del lunes en Crónica Global.
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