G.K. Chesterton, el maestro de las paradojas, sostenía que los optimistas son tipos que confían en los demás. Los pesimistas, según su punto de vista, sólo tienen fe, en ocasiones patológica, en sí mismos. En la particular guerra civil de los socialistas, Pedro Sánchez estaría entre los primeros y Susana Díaz, no cabe duda, sería la absolutísima jefa de los segundos. Es cuestión de carácter, que en la vida –incluida la política– es el sinónimo más cercano al destino. Últimamente las cosas no pintan bien para Díaz, el único de los tres previsibles candidatos a liderar el futuro PSOE que aún no ha hecho pública su concurrencia al sillón de Ferraz.
Los Aguafuertes del lunes en Crónica Global.
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