No hay nada como una guerra indígena para que se descorra el velo de las imposturas sevillanas, que son un arte sin estética ni tratado del que presumen aquellos que han hecho del fingimiento su industria. La decisión de la Junta y la Caixa de incorporar a las Atarazanas el mirador arqueológico que Vázquez Consuegra diseñó para su proyecto inicial, caído en desgracia tras las gestiones de Zoido –¿recuerdan cuando el exalcalde se preguntó si él tenía pinta de hacer las cosas mal?–, ha provocado una serie de milagros sucesivos en virtud de los cuales algunos ciegos han descubierto la luz y determinados cojos han comenzado a andar. Nos congratulamos.
La Noria del sábado en El Mundo.
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