“Cartas iban y venían desde Londres a Madrid”. Eso dice la copla. Las cancillerías española y catalanufa, entre las que aún existe una jerarquía evidente por mucho que los soberanistas se presenten a sí mismos como independientes, se mandan estos días burofaxes llenos de cariño y cortesía. Es entrañable ver cómo mantienen la educación (verbal) en un conflicto que desde hace bastante tiempo se alimenta sólo con las tripas. Puro teatro, por supuesto. Igual que todo en esta tragicomedia infinita. Mientras se resuelve el misterio de si hubo proclamación (jurídica o retórica) y se aclara si la democracia hará cumplir la Santa Constitución, nuestra impresión es que lo único que hubo la noche de autos fue un comunicado como los que cincelaban, después de romper piedras, los gudaris batasunos. Nada más. ¡Y nada menos!
Los Aguafuertes del lunes en Crónica Global.
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