“Algún día, ¡oh gente!, ¡oh turiferarios!, esos peldaños resonarán con mi recuerdo y allá a lo lejos, en aquel alto muro, habrá una placa dorada, y sobre ella un bajorrelieve con la imagen de mi rostro. ¿Estoy solo ahora? ¡Puff! Mi soledad da frutos y habrá un Los Ángeles del mañana para recordar que una Voz subió por estas escaleras y Benny El Extorsionador, allá en el cruce de la Tercera con Hill, llorará de alegría al contarle a su nieto que una vez habló con un hombre nacido para la eternidad”. John Fante (Denver, 1909-Los Ángeles, 1983) escribió este soberbio párrafo, una suerte de autorretrato idealizado de sí mismo por persona interpuesta, para el prólogo de Ask The Dust (1939), acaso su mejor novela, considerada la quintaesencia de un estilo narrativo que se ha convertido en epítome de la mejor literatura sobre la metrópolis de Los Ángeles, ese universo en descomposición que, desde su fundación, no ha cesado de cambiar, con la singularidad de hacerlo sin excesiva resistencia ni incurrir en el confortable vicio de la nostalgia.
Las Disidencias en Letra Global.
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