No es que el ambiente institucional se haya enrarecido en vísperas de la inminente contienda electoral del 28M. Es que nunca fue bueno. El enfrentamiento político entre la Moncloa y San Telmo a cuenta de los regadíos ilegales en el entorno del Parque de Doñana, que ha supuesto un punto de no retorno en las tormentosas relaciones entre el Gobierno central y Andalucía, con un amago de retirada de competencias ambientales incluido –por la vía del artículo 155 de la Constitución–, es la cúspide de un iceberg cuyo tamaño real continúa bajo el agua, aunque siempre, como sucede ahora, que el punto de observación sea Madrid, en lugar de Sevilla. Desde el Sur esto se veía venir hace tiempo. Sobre todo después que la mayoría absolutísima de Moreno Bonilla a mitad del pasado año evidenciara que la Moncloa no es que tenga una fuga puntual de agua dentro de su nave. Es que su embarcación puede naufragar en diciembre, cuando llegue la (mala) hora de las elecciones generales.
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.