Tras el empacho patriótico de finales de febrero, el Quirinale retorna a su rutina con la inefable sensación de estabilidad que garantiza el hecho de no hacer nada, salvo dejar correr el calendario –cien días restan para el 28M– y esperar a que las municipales confirmen que la mayoría de 19J no fue una excepción, sino el germen de un imperio. El único problema para el Reverendísimo y su nueva grey, andalucistas-de-toda-lavida, gente simpática y bienintencionada, es que el pasado les persigue. Todos habían olvidado –¡ah, la desmemoria!– que cuando arribaron al Quirinale dejaron caer al suelo la promesa de reformar la Andalucía paralela. Ya saben: dícese de esa galaxia de entes, empresas públicas y fundaciones gracias a las que el PSOE pudo alimentar tres generaciones, tres, de sus mejores famiglias patricias.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.