“Empecé en la cúspide y enseguida me abrí camino hacia abajo”. La frase (irónica) de Orson Welles es una buena descripción de la coyuntura (endiablada) en la que se encuentra el PSOE en Andalucía en los prolegómenos de su inminente congreso federal de Sevilla, donde el sanchismo tiene previsto acometer una profunda renovación de todos sus órganos de dirección –las caras, pero también funciones– para intentar salir vivo (indemne parece imposible) de la tormenta casi perfecta en la que se encuentra inmerso. El Gobierno de Pedro Sánchez –hasta el momento– no cuenta con una mayoría parlamentaria suficiente y sólida para aprobar los presupuestos. La investigación judicial del caso Ábalos presenta un diagnóstico preocupante y la derivada del caso Begoña, que afectaría a la esposa del presidente, prosigue, tras ser desestimadas todas las recusaciones contra el juez instructor. A ambos asuntos que se suma la nueva situación legal del Fiscal General del Estado. Moncloa ha proclamado –alto y claro– su voluntad de resistir la tormenta (política) y Sevilla es el lugar donde debe consumarse este ritual de autoestima. El problema es que, como enseña el refrán, en casa del herrero acostumbra a usarse un cuchillo de palo.
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.