Nos van a perdonar ustedes la impertinencia, pero –sin que sirva de precedente– tenemos que citar al Papa Francisco, tan querido por Sor Junqueras en la piadosa soledad de Estremera: «La miseria y la pobreza no coinciden; la segunda es la carencia material sin confianza ni esperanza. En cambio, la primera es una forma de suicidio incipiente». Podríamos decir al hilo de este argumento –que hacemos nuestro no por devoción, sino porque los católicos dicen que el Santo Padre es infalible– que los independentistas catalanes se están inmolando en su ciega búsqueda de esa patria que pretenden construir mediante el amedrentamiento del disidente, el supremacismo de los tontos solemnes y el fascismo de los gudaris en prácticas. Al menos, desde el punto de vista moral, que ya sabemos que no coincide exactamente con el electoral, cuya pauta sólo indica cuál es la extensión aritmética de las patologías sociales.
Los Aguafuertes del lunes en Crónica Global.
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