Nuestro presidente es –disculpen ustedes la franqueza, queridos indígenas– un genio absoluto. Un hombre sin igual. Y un consumado artista. Practica como nadie el arte de Fernando Pessoa, del que el onubense Manuel Moya ha escrito ahora una estupenda biografía editada por Ediciones del Subsuelo, que sostenía que un poeta es un gran fingidor. Que sepamos, el Gran Laurel no escribe versos, pero disimula, interpreta y actúa como nadie (ever). “Finge tan completamente / Que hasta finge que es dolor / El dolor que de veras siente”. El Reverendísimo, que en su interior lleva un director de ópera, aunque sus cantatas preferidas sean del corte de Danza Invisible, organizó esta semana en Sierra Nevada una reunión del Consejo de Gobierno –en el Quirinale las mayúsculas son importantes– para despedir (con amor) a Carazo (Marifrán), que encabezará la lista del PP para conquistar Granada.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.