Los augurios se están cumpliendo. La reina ha quedado fuera de foco a la espera del fracaso del general (secretario), que rompió la cintura al ejército susánida al transferir a las bases del PSOE el aval del pacto de gobierno para alcanzar la Moncloa. El candidato de la sonrisa del destino probablemente no lo hizo por convicción, sino por necesidad. Viene a dar lo mismo. Su táctica ha provocado reacciones iracundas que señalan cuál es el punto exacto del desajuste político ante el que nos encontramos: existe pavor a que un sistema democrático directo sustituya, en el seno de los partidos o en el Congreso, a la partitocracia del modelo constitucional.
Las Crónicas Indígenas del lunes en El Mundo.
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