«España es una tierra seca, estéril y pobre». El historiador británico John Elliott define así al antiguo reino, con sobrevenida vocación imperial, que ha entrado a formar parte -ya veremos si como destino o como naufragio- de la agenda de intereses de la Querida Presidenta en el año que comienza. Tras oír su mensaje de ¿despedida?, retransmitido urbi et orbe y valorado por sus heraldos como el discurso de una estadista en ciernes, hemos tenido que desempolvar los libros del bachillerato. Perdonen ustedes la impertinencia, pero algunos estudiamos antes de que existiera esta cosa, la autonomía: la gesta generacional de nuestra izquierda exquisita, que dejó de ser de izquierdas muy pronto y terminó tragando con todo.
Las Crónicas Indígenas del lunes en El Mundo.
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