El Gobierno y los agentes sociales llevan semanas discutiendo si es pertinente o no para la economía patria subir los sueldos. La ministra del ramo, Fátima Báñez, madre de la infame reforma laboral que destruyó millones de empleos y ha provocado, un lustro después de su entrada en vigor, el empobrecimiento exprés de buena parte de las familias, ha dicho que ya es hora de invertir la tendencia e incrementar –levemente– los salarios. Retórica de ocasión. Sus palabras no van acompañadas de ninguna iniciativa legislativa. Confía la posible solución a la voluntad de empresarios y sindicatos, cuyo hipotético acuerdo sólo es orientativo. Los datos oficiales del paro siguen arrojando las luces intermitentes de la ficción estadística creada por nuestros políticos para simular que el muerto mejora. No es verdad. Todo sigue igual.
Los Aguafuertes del lunes en Crónica Global.
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