La historia, según Aristóteles, cuenta lo que sucedió; la poesía, en cambio, canta lo que debía haber sucedido. La primera debe ser exacta; la segunda, verosímil. El relato de la autonomía de Andalucía, una narración con tintes evangélicos y aire decimonónico, degeneración tardía de la doctrina del espíritu de los pueblos de Herder, se escribió desde el comienzo con versículos sentimentales y más interés que rigor. Es un cuento para justificar el presente, no para fijar el pasado.
Las Crónicas Indígenas del lunes en El Mundo.
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