En Andalucía acaba de comenzar la campaña electoral de unos comicios que todavía no han sido convocados. Dependen de la voluntad del presidente y de cuál sea el desenlace de la mayoría parlamentaria que sostiene al Gobierno, aunque sin dejarle aprobar los presupuestos. La confrontación va a ser colosal. Lo que se libra no es la batalla por reconquistar el Quirinale de San Telmo. Se dirimen las opciones aritméticas reales de poder replicar la coalición sanchista con parte de los 61 diputados que la gran autonomía del Sur designaría en unas generales adelantadas. ¿Cuándo serán? Eso únicamente lo sabe Pedro Sánchez, que es quien cuenta con la prerrogativa constitucional de disolver –en su caso– las Cortes. También depende de la alianza circunstancial de una parte de sus adversarios políticos, que de momento fabulan con una moción de censura para sacarlo de la Moncloa y reabrir las urnas. Hasta que alguna de estas dos posibilidades cuaje, si es que lo hacen, lo que va a tener lugar durante este largo año será una guerra sin cuartel que para ambos bandos puede calificarse de cruzada. Una guerra sacra que tiene en Andalucía su particular Jerusalén.
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.