Todas las encuestas, que ya sabemos que son una manera de fabricar mentiras y construir verdades que en ocasiones terminan siendo ciertas, señalan un intenso ascenso en intención de voto –la simpatía es otra cosa– en favor de Ciudadanos (Cs), la fuerza política que nació hace un decenio largo en la Cataluña hostil del independentismo y desde entonces sueña con resucitar, con variantes, el proyecto de centro de UCD, aquel partido creado por las élites del franquismo para que la Santa Transición no se les fuera de las manos; al menos hasta suavizar el marxismo de los socialistas tradicionales, que ocuparon el centro político por la vía de la renuncia, el engaño y hasta la impostura, dependiendo de cómo queramos verlo.
Los Aguafuertes del lunes en Crónica Global.
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