Parece que la nueva legislatura, que todavía no ha llegado a nacer, será federalista o no será. La filosofía (es un decir) de las dos tazas de Sánchez, el hombre con baraka, nos conduce a una etapa política nueva pero con los problemas de siempre. Toda una paradoja. Mayormente porque de novedosa no tiene demasiado –aunque así lo parezca– y los asuntos que van a copar la agenda política van a ser exactamente los mismos –con las lógicas variantes de tiempo– que España arrastra desde hace dos siglos: cómo cerrar de una vez un modelo de Estado que no esté condicionado ni por el centralismo ni por los nacionalismos. También son antiguas las supuestas soluciones, que parecen un remake del Día de la Marmota.
Los Aguafuertes en Crónica Global.
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