Que la justicia española está politizada no es ningún secreto. Que los políticos interpretan todas las sentencias, las propias y las ajenas, en clave interesada tampoco lo es. Ambas cuestiones, la politización propia del gremio y la presión partidaria, que opera en apariencia desde fuera, están presentes desde el primer día en el caso Mercasevilla, una causa a la que nadie habría hecho excesivo caso fuera de Andalucía si de ella no hubiera brotado, como una muñeca rusa, el escándalo de los ERE, que a finales de este año sentará en el banquillo de los acusados a los dos últimos expresidentes de la Junta de Andalucía –Manuel Chaves y José Antonio Griñán– y a una veintena de altos cargos de sus sucesivos gobiernos.
Los Aguafuertes del lunes en Crónica Global.
Fernando dice
magnífico artículo: análisis lúcido y centrado, no solo en lo referente a queipo de llano, sino a la sevilla «tibia» que lo justifica. la solución a este problema es muy sencilla, si la macarena dice como la basílica es suya queipo se queda allí, pues se pone justo delante de la basílica (espacio público) un memorial identificando todos los méritos del señor que está allí enterrado