Roberto Arlt, ante el que los escritores de periódicos debemos quitarnos el sombrero por no arrancarnos directamente el cráneo, inicia uno de sus artículos más atorrantes -Soliloquio de un ex diputado (1930)- con esta pregunta. «¿A quién engaño yo ahora?». En efecto: esto es lo primero que se pregunta quien por los avatares del destino, o debido a las puñaladas de la política meridional, tan dada a las dagas por la espalda, un día pierde el sillón, la tarjeta visa, el iphone a cargo del presupuesto, el rosario dorado de las vigilias de Almonte y el prometedor porvenir de estadista que lleva dentro hasta el más insignificante concejal de pueblo.
Las Crónicas Indígenas del lunes en El Mundo.
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