Sostenía Séneca, el filósofo romano, que todas las calamidades del mundo debían ser entendidas como bienes siempre y cuando vinieran acompañadas de alguna virtud que las ennobleciera. A la sequía, que es la nueva pandemia a la que nos enfrentamos, cuesta encontrarle alguna enseñanza. Y sin embargo la tiene: la austeridad. Cabe preguntarse, ahora que Doñana vive su agonía y la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, que es la mayor de la República Indígena, acaba de decretar las restricciones más graves en los últimos treinta años, si hemos sido sobrios cuando el cambio climático todavía parecía una hipótesis, o si nuestros próceres han hecho previsión alguna ante la llegada de la ancestral plaga bíblica.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.