La diferencia esencial entre el peronismo (rociero) y la socialdemocracia consiste en que el primero basa su dominio en la tribu mientras que la segunda cree en la libertad de la sociedad. Obviamente, son conceptos incompatibles. No debe pues extrañar demasiado que el primero haya visto el dictamen de las urnas como un refrendo a las decisiones personales de la Reina de la Marisma, al contrario de lo que hubieran hecho los auténticos socialdemócratas, que habrían escuchado a sus conciudadanos. Sólo cinco días después del 26-J confirmamos, no sin cierto espanto, que Su Peronísima ha perdido la noción de la realidad hasta el punto de hacernos hasta caso, cosa que desde aquí, con el pie en el estribo, pero tan libres como el primer día -los muertos que vos matáis gozan de buena salud-, le agradecemos.
Las Crónicas Indígenas del viernes en El Mundo.
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