La universidad se ha convertido en un gran negocio. Lo es, en primer lugar, para quienes se dedican a la industria de la docencia en serie, que, como cualquier otra actividad económica, busca maximizar sus beneficios. Pero también es una ocupación rentable en términos de imagen para los políticos huérfanos de ideas, como Susana Díaz, la presidenta de Andalucía, que hace unas semanas se sacó de la manga una sorprendente propuesta para convertir en gratuitas las matriculaciones de los universitarios que hayan aprobado alguna asignatura del curso anterior. La medida, incluida como idea estrella del nuevo programa de gobierno de la jefa de la Junta, que llega dos años después de tomar posesión y tras perder las primarias del PSOE, se presenta como una iniciativa en favor de la igualdad de oportunidades.
Los Aguafuertes del lunes en Crónica Global.
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