En la cuestión tributaria, asunto esencial del debate público en cualquier democracia, palpita una notable contradicción: los socialistas y parte de las izquierdas (difusas) defienden la existencia y, sobre todo, el incremento ad infinitum de los impuestos con el argumento (falsario) de que son la mejor herramienta para distribuir la riqueza, lograr la justicia social y garantizar lo que –pomposamente– denominan el Estado del Bienestar, aunque con frecuencia olviden explicar con rigor, exactitud y números concretos –ellos prefieren las generalizaciones– en qué diablos consiste tal concepto. Las derechas, en cambio, recurren a su viejo axioma, que viene a ser una suerte de réplica invertida de la máxima de Proudhon sobre la propiedad: “Los impuestos son un robo”. Indudable malestar en ambas orillas.
Los Aguafuertes en Crónica Global.
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