El PSOE tiene su gran escollo en el nuevo ciclo electoral –municipales en primavera y generales en invierno– en Andalucía. Emulando a Nietzsche, poeta del nihilismo, ha decidido que una buena guerra (electoral) justifica su causa: la supervivencia. En eso está, aunque sea cometiendo plagio. La política meridional se ha visto sacudida esta semana, días después de que Pedro Sánchez bajase a Málaga, el Delfos de Moreno Bonilla, y Feijóo hiciera lo propio en Sevilla, donde los socialistas (todavía) gobiernan en minoría, por el ‘fantasma Ayuso’. Un imprevisto a escasos meses del 28M que pone en aprietos al presidente de la Junta, que además necesita un saldo electoral óptimo para no defraudar sus propias expectativas. El episodio ha dado por primera vez en estos cuatro años oxígeno político a una oposición en general muy desdibujada. Toda una novedad. La portavoz parlamentaria de Por Andalucía, Inmaculada Nieto, desveló que San Telmo había aprobado un protocolo para dar entrada legal a los médicos que trabajan en centros privados en el sistema público de atención primaria.
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