Se atribuye a Jacobo Bousset, clérigo francés del siglo XVII, la formalización teórica del absolutismo providencial, teoría política que consiste en justificar el poder terrestre mediante el derecho divino. Antes de instalarse en Versalles para formar al delfín de Luis XIV, Bousset ganó fama entre las élites aristocráticas por sus panegíricos y sermones sobre los santos. Este éxito como propagandista oficial le permitió acceder a la corte y escribir un tratado sobre el poder monárquico inspirándose en las Sagradas Escrituras. En él se recoge, bendiciones de la analogía, los rasgos esenciales de la política que impera en nuestra particular República Indígena, donde la vida pública tiene la misma tendencia a reproducir el santoral. La única diferencia es que, en vez de un mar de beatos, en nuestra capilla mayor sólo hay una santa.
Las Crónicas Indígenas del viernes en El Mundo.
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