El marxismo dejó establecida una singular lectura de la historia que concibe la existencia de la humanidad como el resultado de un proceso basado en el materialismo y en el determinismo. Edward Gibbon pensaba otra cosa: «La historia es poco más que el registro de los crímenes, locuras y desgracias de la humanidad». No hay ciencia que explique la historia, aunque la historiografía aspire a ser científica.
Las Crónicas Indígenas del lunes en El Mundo.
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