A unos días escasos del nuevo encontronazo con las urnas, y con el arcano del voto por correo como gran protagonista, el 23J proyecta una inquietante contradicción: los políticos reclaman una lluvia de votos (a su favor) mientras en la Marisma vivimos una ola de calor (infernal) acompañada por una sequía bíblica, que está provocando, sobre todo en Huelva y Córdoba, pero también en determinados pueblos de Cádiz, Málaga y Sevilla, las primeras restricciones temporales en el consumo doméstico de agua. Es la señal de que, se vote lo que se vote, hay cosas que no van a cambiar con independencia del partido concreto que triunfe. La ficción política simula que nuestro bienestar depende de nuestro voto, aunque la evidencia lo desmienta a diario.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.