El célebre mito de la sanidad pública española comienza a llenarse de sombras. Un informe del Sistema Nacional de Salud, hecho público esta misma semana, certifica que las listas de espera quirúrgicas sumaban en nuestro país a finales de 2016 más de 614.000 pacientes, un 11% más que un año antes. El tiempo de espera para entrar en un quirófano a someterse a una intervención que no fuera urgente –las más numerosas– ascendía a 115 días, cifra que cada semestre evoluciona a peor. Las citas con los especialistas, necesarias para resolver muchas dolencias corrientes, tardan 72 días, un 24% más que doce meses antes. La situación no es idéntica en todas las regiones –Cataluña es de largo uno de los territorios con el tiempo de demora más alto, fijado en 173 días de espera para una operación– pero refleja un común denominador: los servicios sanitarios públicos cada vez son más ineficaces. A los privados les sucede igual: cobran primas más altas y dan peor asistencia. La única diferencia es que los primeros son de pago obligatorio mientras que los segundos son una opción voluntaria.
Los Aguafuertes del lunes en Crónica Global.
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