El Fondo Monetario Internacional (FMI) es como el Vaticano: un sitio al que algunos siguen rezando día y noche a pesar de que no emite más que mensajes llenos de hermetismo, para regocijo de los intermediarios habituales, que son los encargados de descifrarnos (previo pago, por supuesto) sus crípticos enunciados. Estos días ha anunciado que España va a crecer tres décimas más de lo previsto a inicios de año. Parece una excelente noticia. Lo es sólo a medias, porque tiene una cara b: la entidad financiera internacional exige que el Gobierno introduzca en la agenda política inmediata tres nuevas inmolaciones colectivas: más IVA, una nueva ronda de fusiones bancarias y, por supuesto, otra reforma laboral.
Los Aguafuertes del lunes en Crónica Global.
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