No hay nada que irrite más a los dogmáticos que la libertad ajena. Hace unos días vimos reunirse en la Plaza Nueva a decenas de personas para reclamar al Pleno, donde se sientan sus representantes, que no discutieran una moción de IU para que los ediles no participen en actos religiosos. La propuesta fue desestimada, lo que supone un acto de normalidad democrática: un concejal propone algo en función de sus compromisos electorales y el resto votan en función de los suyos. Las mayorías mandan; las minorías son respetadas. Todo razonable y, como dicen en la Argentina, obvio. En Sevilla, sin embargo, se ha interpretado como un pecado contra la historia sagrada.
La Noria del sábado en El Mundo.
Pedro Morillo Ortiz dice
Este artículo se puede extrapolar a cualquier otra defensa de nuestras ideas, opiniones, creencias, … los creyentes tienen el mismo derecho que cualquier otro a manifestarse (aún a riesgo de que se le llame cruzados que se rasgan las vestiduras y convocan una guerra santa).
El 15 M convocó la mayor concentración de protesta conocida en España y sigue haciéndolo en diferentes actos. En cambio, la opción política mas cercana al movimiento ha quedado tercera en las Elecciones Generales con un 20% de los votos, o sea una minoría, posiblemente bastante menor que la católica. ¿Le quita eso valor a sus ideas? ¿Están ilegitimadas? ¿Se equivocaron al manifestarse en defensa de sus creencias?
Los católicos opinan, votan, se manifiestan, acuden a misa, son buenos con los demás, o malos, se equivocan, pecan, son incoherentes, … como todo el mundo. Pero por su condición de católicos no hacen mal a nadie ni es la «vanidad patológica» un rasgo que los defina. ¿Por que tantos no creyentes se empeñan en decir como se debe comportar un católico? ¿…si su creencia es más real o sólo de capillita?
Yendo al fondo del artículo, pedir que la política no participe en actos religiosos o de creencias personales se puede extrapolar a que no se ice la bandera arcoiris el día del orgullo gay (la mayoría no lo es) o que las autoridades no acudan al palco en las finales de fútbol (se molestaría el equipo contrario).
La religión es una creencia personal, pero también es un movimiento, un conjunto de asociaciones, de ong’s, política (en su definición mas ancestral: el arte propio de los ciudadanos, arte social, arte de vivir en sociedad); la religión es también arte y costrumbre, turismo, … y en todo esto está obligado a participar un representante del pueblo.
Maromo dice
“La convivencia pacífica entre las diferentes religiones se ve beneficiada por la laicidad del Estado, que, sin asumir como propia ninguna posición confesional, respeta y valora la presencia del factor religioso en la sociedad”. El Papa Francisco
LA LAICIDAD DEL ESTADO. Teología sin censura. José Mª Castillo. Teólogo.
http://blogs.periodistadigital.com/teologia-sin-censura.php/2016/03/01/la-laicidad-del-estado