El 28M se votará en la Marisma bastante más que el poder municipal. Se dirimen dos cosas más. La primera es la supervivencia del PSOE, o lo que queda de él un lustro después de la gran pérdida del Quirinale, que dependerá de los grandes ayuntamientos que amarre y de las diputaciones provinciales que logre conservar. Quienes únicamente ven estos comicios como una primera vuelta de las generales de diciembre, donde El Insomne Sánchez se juega la Moncloa, parecen no haber reparado en que sin el socialismo andaluz, maltrecho, menguante y sonámbulo desde 2018, no existe partido que jugar. La supervivencia política del PSOE indígena es vital para Ferraz, aunque sus decisiones no hayan contribuido a garantizarla. No es nada extraño: dirigir –a través de un mayoral– una organización política cuya fortaleza histórica era el dominio territorial fue una pésima idea. La República Indígena, al contrario de los que predicaban los izquierdistas del Antiguo Testamento, no es una colonia de Madrid. Es un reino devastado por el caciquismo autonómico: donde antes abrevaban los socialistas ahora lo hacen los escabechistas. Eso es todo.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.