La matraca del 28M, que emerge al consultar un periódico, poner la radio, oír un podcast o entrar en cualquiera de las redes sociales, no está pagada. O mejor dicho: se financia con dinero público, pero ni nos la merecemos ni tampoco la necesitamos, igual que los impuestos. Benjamin Franklin dejó dicho para la posteridad: “En este mundo sólo hay dos cosas ciertas: la muerte y los tributos”. En la Marisma habría que sumar una tercera: la cháchara electoral. Como salimos de unas elecciones para seguir con las siguientes, el soniquete de promesas, deseos, apuestas y tonterías es ya un hilo musical, pero sin música. Véase el caso del espumoso Muñoz (Antonio), candidato del PSOE en Sevilla, que el pasado fin de semana, delante de Pedro Sánchez, dijo que la capital vive una “belle-époque”. So what? Nuestro regidor sostiene además –en su propaganda– que se presenta a la “reelección”. ¿A cuál exactamente? Los sevillanos no lo eligieron alcalde.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.