El verdadero subconsciente catalán, escribe el maestro Josep Pla en sus Notas dispersas, es más sentimental que sensible. Y, añadimos nosotros, se parece sospechosamente al andaluz. Ambos caracteres culturales comparten, sin llegar a sospecharlo, un rasgo idéntico. Los dos recrean, aunque cada uno lo haga a su manera, un mismo marco de referencia político cuyo probable origen es un intenso sentimiento de inferioridad. Las causas de estas dos formas de victimismo, por supuesto, son dispares, aunque el destino, que es el juez que conduce nuestros días, haya terminado equiparándolos. Al menos, desde el punto de vista retórico.
Los Aguafuertes del lunes en Crónica Global.
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