Eduardo Haro Tecglen, histórico articulista de la revista Triunfo, define el activismo político en su Diccionario de Política como “un peligro para cualquier partido”. Su explicación es la siguiente: “La inercia o la pereza del afiliado puede terminar dejando en manos del activista la dirección y la fisonomía del partido a pesar de que su inteligencia, su capacidad de análisis y su calidad política suele ser baja. Pese a la apariencia de vanguardia, el activista constituye una rémora para cualquier trabajo serio de partido”. Se trata de una descripción que, aunque subjetiva –Tecglen escribe un diccionario de autor–, nos parece acertada y hasta premonitoria, si tenemos en cuenta que se publicó en 1974, antes de la muerte de Franco.
Los Aguafuertes en Crónica Global.
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