Diez años, diez, con sus días y sus noches, ha tardado la justicia ordinaria en dictaminar que el ilustre catedrático Santiago Romero Granados, exdecano de la Facultad de Educación de la Universidad de Sevilla, cometió –ya podemos obviar la presunción– un delito de abusos sexuales contra tres profesoras de su departamento, de cuyo criterio personal dependían para hacer carrera académica. La noticia ha provocado un escándalo social de ámbito nacional al trascender de los foros estrictamente universitarios, donde los largos silencios acostumbran a decir más de la condición humana que las clases magistrales pronunciadas ex cathedra.
Los Aguafuertes del lunes en Crónica Global.
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