Las calendas de junio, que son lo más parecido al infierno que existe en la Marisma, nos traen la fecha -mítica- del primer aniversario de la absolutísima del Reverendísimo, que en realidad celebra su primer lustro en la sua poltrona del Quirinale. La efeméride sobrevuela las testas de los (cráneos privilegiados) socialistas, que este mayo han perdido definitivamente su último escudo municipal. Nadie lo hubiera imaginado: el candidato que querían asesinar en su propio partido -aquel Zoido, camino de Madrid, para animar a los genoveses (de entonces) a nombrar una gestora evidencia la miserable condición humana de los compañeros de partido- ha terminado convirtiéndose en el político más poderoso de la República Indígena desde los tiempos de Chaves, cuando el susodicho llegaba al despacho cumplido el mediodía. Nadie le discute. Nadie le rechista. Y ninguno le dice la verdad. Lo que parecía imposible se hizo realidad. De igual modo, aquello que hoy es improbable puede acontecer de forma súbita.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.