Los seres humanos, como observaba T.S. Eliot, el poeta norteamericano, no somos capaces de soportar la realidad salvo en dosis muy limitadas. Nuestra intolerancia frente al principio inmisericorde de la objetividad acaso obedezca a un pasado idealizado: todos los niños creen ser dioses. Crecer consiste en asumir con resignación nuestra propia desconsagración. No todos pueden, saben o quieren hacerlo. Especialmente les sucede aquellos políticos que, como Juan Manuel Moreno Bonilla, en menos de un lustro ha convertido Andalucía en el gran caladero de votos de la derecha tras haber sido –casi cuatro décadas– el principal granero electoral del PSOE. El suyo es uno de esos éxitos tan mayúsculos que terminan favoreciendo el espejismo del capricho y orillando la sabia virtud de la prudencia. El ciclo político del presidente de la Junta va a ser todo lo largo que él quiera, los electores le apoyen y, por supuesto, permitan las ambiguas expectativas electorales de Feijóo.
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.