Lo difícil en esta vida no son los encuentros, sino las despedidas. Nacemos sin sentir dolor –o, al menos, sin recordarlo– pero morimos, sea de forma literal o figurada, con esa sensación entre amarga y melancólica que provocan los cambios conscientes de ciclo, cuando la rueda de la vida nos acerca un trecho más a la extinción. En realidad, la madurez consiste en esto: aprender a despedirse de quienes fuimos, sin que acabemos de saber por completo cómo somos. Por eso, a veces, escribimos memoriales y confesiones. Para desentrañar el misterio que todos llevamos dentro. De entre toda esta literatura hecha de recuerdos destaca el libro –capital– que el poeta y novelista británico Robert Graves (1895-1985), de cuyo nacimiento se cumple este próximo julio el siglo y medio, y cuya extinción tuvo lugar en Mallorca, en diciembre hará cuarenta años, escribió en 1927.
Las Disidencias en Letra Global.
