Si quedaba alguna esperanza (remota) de que los socialistas indígenas plantasen cara, tras el 28M, al avance (decidido) de las derechas en las generales de julio conviene abandonarla tras constatar la composición de las listas electorales al Congreso y al Senado, cocinadas desde Ferraz –vía Montero (Chiqui, para los amigos)– con el cabezazo, siempre marcial del Quietista Espadas. No es que sea ninguna sorpresa, pero tampoco es un buen presagio: el sanchismo, responsable principal, aunque no único, porque algunos candidatos a las alcaldías y a las diputaciones han colaborado con entusiasmo, de la debacle de las municipales coloca a todos sus nombres de confianza –y no sólo ministros– en los puestos presuntamente de salida para que, cuando llegue la tormenta y venga la inundación, el grupo parlamentario sea como el arca de Noé: dos ejemplares de cada familia y ambos devotos del Insomne. Sin duda, se trata de un movimiento de repliegue y autodefensa.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.