Bergson, uno de los filósofos que estudió la risa de forma más inteligente, todo un mérito para un francés, sostenía que la mejor cura para la vanidad es una buena carcajada a tiempo. Como saben los sabios, la risa es una cuestión seria. Razones para explicarlo, sobran. Yo me inclino por las que siguen: la risa es sinónimo de la vida; le debemos pues el mismo respeto que a nuestra propia existencia. Dos: la comicidad es un atributo exclusivamente humano. Y tres: la risa apela a la inteligencia pura.
La Noria del sábado en El Mundo.
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