Sevilla es uno de los Vesubios de la inminente erupción del 28M. Un cráter inquietante para los socialistas y el PP. Puede destruir Pompeya en menos de veinte minutos, terminando con todo un símbolo de la civilización latina –la capital de Andalucía, una Nova Roma para los ilustrados del Renacimiento español, está considerada por el PSOE como su catedral–, o poblar con un manto de cenizas –en suspensión– el cielo azul del Quirinale de San Telmo. Las encuestas publicadas durante esta campaña, inevitable primera vuelta de las generales de diciembre, no arrojan suficiente luz sobre la gran incógnita: ¿de qué lado caerá su Alcaldía? No es lo único: lo que suceda este domingo en las municipales, con independencia de las evidentes lecturas en clave estatal –la ciudad hispalense es la mayor urbe gobernada por los socialistas–, establecerá un nuevo marco político en Andalucía. Y será duradero. Además, el 28M puede reavivar los conflictos en el seno del PSOE y dentro del PP del Sur. Estos comicios, igual que las máscaras del teatro griego, son una criatura bifronte.
Los Cuadernos del Sur en La Vanguardia.