La metamorfosis política del presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, tiende al infinito. Se expande como si fuera el gas de un globo en ascenso. No hay grieta electoral que no haya colonizado o intente ocupar ante el asombro de la oposición y de buena parte de sus propias huestes. Desde que conquistó el Palacio de San Telmo (Quirinale) en 2018 la táctica de aggiornamento del presidente del PP en el Sur no ha cesado un instante. Esta singular carta de navegación le permitió alcanzar hace nueve meses una mayoría absolutísima –desembarazándose de Vox y fagocitando a Cs– y, en puertas del 28M, alimenta la sospecha –que cada vez lo es menos– de que la estrategia de amplificación de su figura supera los límites de la política autonómica para proyectarse en dirección al ámbito estatal. Cuatro años después de alcanzar el poder y uno más tarde de convertirse en el primus inter pares de los barones de Génova, el fenómeno Moreno Bonilla se ha convertido en el hábitat dominante de la política meridional. Fuera de esta atmósfera, sencillamente, no existe vida.
Lo Cuadernos del Sur en La Vanguardia.