Gobernar es decidir. Y votar consiste en elegir y arrepentirse. La subida de impuestos consumada esta semana por el gobierno local, que todavía está encantado de conocerse y, de a ratos, como diría Cortázar, se pellizca para cerciorarse de que todo lo que ha ocurrido en los últimos meses es real, está empezando a provocar las primeras discrepancias entre la Alcaldía y sus valedores institucionales. Es el caso del presidente de los empresarios indígenas, Miguel Rus, que ha recibido bastante mal las primeras ordenanzas fiscales de Espadas, orientadas a recaudar más de las grandes empresas y patrimonios inmobiliarios en vez de seguir sacándole dinero a las familias.
La Noria del sábado en El Mundo.
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