En un poema prodigioso por su simpleza, Charles Bukowski escribe que si se conserva una humilde chispa puede incendiarse todo un bosque. Basta un fuego diminuto para alumbrar el infierno. Una de las certezas que el 28M ha dejado en Andalucía es que, a pesar de mantener un suelo electoral en absoluto despreciable, aunque diste de la hegemonía lograda en sus mejores tiempos, el poder institucional que atesoraban los socialistas tras perder San Telmo, hace un lustro, concentrado en muchos ayuntamientos y en seis diputaciones, se ha hundido. En algunos casos durante un tiempo que va a ser prolongado. En otros, quizás, para siempre. Los comicios municipales han precipitado así al PSOE del Sur hasta el fondo de su propio pozo. La sensación de derrota es, por supuesto, anímica, pero también presenta perfiles materiales. Lo evidencia lo que ha ocurrido en bastantes localidades de menos de 60.000 habitantes, algunas de ellas con un notable caudal político de orden simbólico.
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