La realidad no es monolítica, sino vacilante. Igual que la vida. Del resultado de las elecciones en Cataluña se han escrito estos días una cosa y también su contraria. Es lo que suele ocurrir cuando las incertidumbres son superiores a las certezas. Lo asombroso es que muchos de los que hace unos meses elogiaban a Rajoy por aplicar de forma suave el artículo 155 de la Constitución lo censuran ahora por haber convocado las elecciones en caliente, con las heridas del encontronazo entre trenes aún abiertas. ¿Había acaso otra opción? El presidente del Gobierno no nos inspira entusiasmo, pero si hubiera dilatado en el tiempo la convocatoria electoral del 21D se habría argumentado –especialmente por parte de Cs y del PSOE, que también son responsables directos de esta decisión– que dejaba a Cataluña sin instituciones políticas propias de manera indefinida, con el riesgo que tal precedente suponía.
Los Aguafuertes del lunes en Crónica Global.
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