Sostenía Albert Camus, uno de nuestros santos particulares, que el más notable de los rasgos que retratan la estupidez humana es la insistencia. George Bernard Shaw, uno de los escritores más impertinentes de Irlanda, dejó escrito: «La osadía de los tontos es ilimitada; su capacidad para arrastrar a las masas, insuperable». Ambas sentencias ilustran de manera certera el último episodio de la serie Napoleoncito Puigdemont contra todos, en este caso con la colaboración (no podemos decir que desinteresada) de Comín (llamadme Toni, si us plau). Los dos prófugos de la justicia más famosos, a los que sus fervorosos fieles consideran exiliados heroicos, fueron elegidos el 26M diputados del Parlamento europeo y, al acudir a la cámara legislativa continental para ocupar sus poltronas, se encontraron –¡oh, maldición!– con un amable guardia de seguridad que les impidió el paso. Vade retro. No way.
Los Aguafuertes en Crónica Global.
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