“Todas las naciones del mundo se burlan de las demás”, escribió Schopenhauer. “Y todas sin excepción” –añadía el gran filósofo del pesimismo– “tienen razón”. En nuestro caso, desde luego, acertó. De un tiempo a esta parte en España votamos como los borregos de los rebaños: cuando los políticos deciden que es el momento de hacer sonar la campana. A su conveniencia, por supuesto. La legislatura de la pandemia –léase en sentido literal y figurado– llegará a finales de este mes a su ecuador. Dos años exactos hace desde que, fallida la investidura de Sánchez I, El Insomne, tras los comicios de abril de 2019, el Rey disolviera la Cortes y nos convocara a las urnas un lejano noviembre, mes de los santos difuntos. Parece que haya transcurrido una eternidad. Y así ha sido para quienes en el último año y medio han enfermado, muerto o se han arruinado como consecuencia de la pandemia asesina.
Los Aguafuertes en Crónica Global.
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