El azar es un humorista consumado. El mismo día que el Quirinale decide dar a conocer –a sólo unas semanas para el 28M– su plan para atraer residentes extranjeros a la Marisma (interior), Sevilla deja de ser la cuarta ciudad de España en favor de Zaragoza, que acaba de superar a la capital indígena en población (880 personas más). La noticia certifica lo que los sevillanos –lo decimos sin excesivo entusiasmo– ya sabíamos desde hace tres décadas: la Muy (des)Leal y Muy (in)Noble no está a la altura de su propia leyenda, en la que ya únicamente creen (como sucede con la autonomía) los costumbristas y otras especies pensionadas. El dato, a pesar de las resistencias del espumoso Muñoz (Antonio), que obviamente no desea pasar a la historia, además de como un alcalde accidental, como el regidor de una urbe en decadencia demográfica, evidencia la falta de visión y estrategia de los sucesivos inquilinos de Plaza Nueva en los últimos treinta años.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.