Ni un Apple Park, como dicen enfáticamente los empresarios, ni un polo cultural, como repiten los políticos. La Isla de la Cartuja de Sevilla, que hace 25 años acogió el recinto de la Muestra Universal, es un cuarto siglo después de aquel 20 de abril de 1992 un desastre en términos urbanísticos, a pesar de las cifras oficiales de actividad empresarial que cíclicamente esgrimen las administraciones para demostrar que su herencia no ha sido en vano. La cosecha de beneficios, sin embargo, es relativa. Para algunos resultó excelente. Para otros, entre los que se cuentan la mayoría de los ciudadanos, el balance arroja tantas sombras como luces. Quizás por eso la celebración del 25 aniversario de la Muestra, que se inicia este mes, vaya a incidir sobre todo en la nostalgia, ese caramelo que tanto gusta a la Sevilla oficial.
Un análisis del 25 Aniversario de la Expo 92 para El Mundo.
Deja una respuesta