Hoy es el día de la constitución de los ayuntamientos tras las elecciones del 26M. A tenor del último y agotador ciclo electoral, se diría que debe ser una jornada de pax ecuménica: ya no tendremos que volver a votar, salvo sorpresa, hasta dentro de tres años y medio. Mucho nos tememos, sin embargo, tras contemplar el cambalache de pactos, transacciones y acuerdos en las urbes de la Marisma, ese medio horizontal y acuático, que el espanto comienza recién ahora, como dicen los argentinos. Porque, en líneas generales, los tipos y las tipas que hoy cogerán el bastón de mando en consistorios y cabildos –a los políticos conviene no tenerles excesivo respeto, igual que ellos no practican esta misma virtud con sus votantes– van a ser unos alcaldes que pasarán de todo. Absolutamente de todo. Gente a la que el universo les resbalará una vez cumplido su objetivo de alcanzar –o continuar– en la poltrona.
Las Crónicas Indígenas en El Mundo.
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